Integra biomecánica con fisiología, por favor
24 Febrero 2022
Más allá del brazo de momento y el perfil de resistencia.
No para de sorprendernos la cantidad de “expertos en biomecánica” dando formaciones hablando de brazos de momento y brazos de palanca en distintos ejercicios, sin haber integrado el conocimiento, sin haber entendido completamente las bases de la mecánica del ejercicio, sin tener en cuenta lo que cambia con una aceleración u otra y, sobre todo, sin relacionarlo con una ciencia básica en el entrenamiento y por la que conseguimos adaptaciones: la fisiología.Llevamos más de quince años impartiendo formación en biomecánica. Todo empezó porque en su momento vimos una necesidad de formación en este ámbito muy grande. Como vimos que podíamos ayudar y aportar de nuestra parte, nos pusimos a ello.
Observábamos, y desgraciadamente lo seguimos viendo, como sólo se tiene en cuenta la carga utilizada y el movimiento que se ejecuta, sin considerar la dirección de fuerzas implicadas en ese movimiento, tipo y características del material/máquina utilizados, propiedades mecánicas del grupo muscular trabajado, etc.
Es fundamental aprender cómo afectan las fuerzas y las aceleraciones al cuerpo humano cuando realizamos cualquier entrenamiento y, por ello, el estudio de las bases en mecánica del ejercicio son imprescindibles.
El problema que suele ocurrir es que muchos profesionales no relacionan los conceptos y todo el conocimiento adquirido. Entendemos que no es fácil, pero debemos ser rigurosos.
Hay que tener claro que el entrenamiento es el conjunto aplicado de distintas ciencias como: la anatomía, la biomecánica, la fisiología, la biología molecular, el aprendizaje motor e, incluso, otras menos obvias como la oncología, la cual es necesaria estudiar para poder prescribir ejercicio en personas con determinadas patologías.
Sin meternos en las distintas ciencias comentadas, lo que nos llevaría varios libros y años de dedicación, queremos aclarar algunos conceptos de forma sencilla.
Empecemos.
El perfil de resistencia, determinado por el brazo de momento y el brazo de palanca entre otros factores, se determina de forma estática.
En el momento que aceleramos una carga, ese perfil de resistencia determinado de forma teórica no sirve para nada porque cambia completamente; el punto de máximo torque variará dependiendo de si la aceleración es mayor o menor.
Por ejemplo, en el ejercicio de curl de bíceps, el punto teórico en el que llega más resistencia a nuestras articulaciones (máximo torque o como está de moda decir: “de máxima activación”) se produce a 90º, cuando la fuerza ataca perpendicularmente a 90º al brazo de palanca. Pero en el momento que nosotros aceleramos deliberadamente la carga en los grados iniciales del movimiento, el punto de máximo torque cambia y se produce al inicio, no a la mitad. Porque el resto del movimiento lo realizamos con la energía cinética adquirida al principio, con una carga inercial alta.
A MÁXIMA VELOCIDAD EL PERFIL DE RESISTENCIA TEÓRICO DETERMINADO DE FORMA ESTÁTICA NO SIRVE PARA NADA.
¿Cuándo tendría sentido ese perfil teórico? Cuando la aceleración es 0; como ese caso sería realizar un ejercicio isométrico, para poder conseguir un perfil de resistencia real lo más parecido al perfil teórico en un ejercicio con fase concéntrica y excéntrica, deberíamos acercarnos lo máximo posible a la aceleración 0 sin llegar a ella.
Y... ¿eso que significa?
Curioso, ya que eso significa REALIZAR EL EJERCICIO CON UNA VELOCIDAD DE EJECUCIÓN LO MÁS CONTROLADA POSIBLE.
Ese es el primer gran error de interpretación que vemos de muchos "expertos en biomecánica”. Cuando se pasa de la teoría a la práctica hay que ser congruentes.
El segundo gran error es centrarse sólo en la biomecánica, olvidándose de la fisiología.
¿A qué nos referimos con eso?
No sirve de nada buscar la “mayor activación”, o la dirección de fuerzas exacta para conseguir el mejor plano de trabajo muscular, o combinar materiales para mejorar un perfil de resistencia (por ejemplo, peso libre o corporal con elásticos) si luego nos olvidamos de la INTENSIDAD.
Solemos ver que se pierde mucho tiempo preparando ejercicios bonitos, llamativos y teóricamente perfectos, olvidándose de lo más importante: aplicar la intensidad necesaria para crear adaptaciones en nuestro sistema muscular, lo cual nos llevará a conseguir las adaptaciones que subyacen de éstas como la mejora en la eficiencia cardiovascular, la movilidad articular, etc.
La biomecánica (perfiles de resistencia, planos de trabajo adecuados, etc) no sirve de nada si no se relaciona con la fisiología (intensidad de trabajo para generar adaptaciones). Por eso, debes encontrar un protocolo de entrenamiento que aúne todos estos principios, integrando estas dos ciencias a través de la intensidad.
Y, por supuesto, deberíamos intentar encontrar esa intensidad de forma eficiente y segura.
¿Se te ocurre alguna forma?
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