Entrenador personal, tú no eres la estrella
03 Abril 2019
Como entrenador, tienes que diseñar un programa de entrenamiento pensando en las necesidades de la persona a la que entrenas. Debes potenciar al máximo los beneficios del entrenamiento y reducir todo lo que puedas el peligro inherente a éste.
No se trata de hacer lo que a ti te gusta o lo que más te divierte, porque tu servicio debe ser personalizado, pero personalizado para tu cliente teniendo en cuenta sus necesidades y no para ti como entrenador o deportista.
No se trata de que hagas lo que más llama la atención para captar la curiosidad o la admiración del resto de personas y entrenadores que están alrededor.
No se trata de poner ejercicios especiales en redes sociales para que aumenten tus “likes” y seguidores. Porque hoy en día, por desgracia, la extravagancia y la originalidad sin fundamento se premia con la popularidad.
Es curioso verte buscando la “magia”, verte buscando los ejercicios diferentes, los ejercicios que nadie suele hacer o con “matices” distintos, combinaciones de movimientos sin sentido o elásticos tirando de distantes partes del cuerpo como complementos de “el show del entrenador”. También bajo argumentos como más activación de ciertos músculos o más transferencia a gestos deportivos durante el entrenamiento de fuerza.
Todo esto parece algo obvio, pero en cualquier gimnasio podemos encontrar a muchas personas haciendo ejercicios sin ningún sentido y, bajo tu idea y tus argumentos, éstos son: o divertidos, o funcionales, o “propiocetivos”.
La estrella es la persona que te contrata, no tú, entrenador. Pero si quieres ser el protragonista, haz que tu cliente mejore a todos los niveles, entonces sí que acabarás siendo una verdadera estrella.
No se trata de hacer lo que a ti te gusta o lo que más te divierte, porque tu servicio debe ser personalizado, pero personalizado para tu cliente teniendo en cuenta sus necesidades y no para ti como entrenador o deportista.
No se trata de que hagas lo que más llama la atención para captar la curiosidad o la admiración del resto de personas y entrenadores que están alrededor.
No se trata de poner ejercicios especiales en redes sociales para que aumenten tus “likes” y seguidores. Porque hoy en día, por desgracia, la extravagancia y la originalidad sin fundamento se premia con la popularidad.
Es curioso verte buscando la “magia”, verte buscando los ejercicios diferentes, los ejercicios que nadie suele hacer o con “matices” distintos, combinaciones de movimientos sin sentido o elásticos tirando de distantes partes del cuerpo como complementos de “el show del entrenador”. También bajo argumentos como más activación de ciertos músculos o más transferencia a gestos deportivos durante el entrenamiento de fuerza.
Todo esto parece algo obvio, pero en cualquier gimnasio podemos encontrar a muchas personas haciendo ejercicios sin ningún sentido y, bajo tu idea y tus argumentos, éstos son: o divertidos, o funcionales, o “propiocetivos”.
Nosotros nos preguntamos porque se dibuja este escenario en nuestro sector. ¿Es por tu necesidad de destacar como profesional que hace cosas distintas? ¿es para demostrar que eres mejor que el resto? ¿es para suplir tu falta de conocimiento sobre las bases de las ciencias implicadas en el entrenamiento? ¿es para tener contenido que enseñar como formador o profesor? ¿o es por un simple tema de marketing?
La estrella es la persona que te contrata, no tú, entrenador. Pero si quieres ser el protragonista, haz que tu cliente mejore a todos los niveles, entonces sí que acabarás siendo una verdadera estrella.
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