El músculo como 5º signo vital
14 Octubre 2022
Los cuatro signos vitales principales son la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y la presión arterial. Éstos nos proporcionan una imagen casi completa de las funciones corporales vitales de las personas y ayudan a evaluar su salud física en general
Estos cuatro parámetros se miden como parte de un chequeo médico o durante una visita de emergencia médica porque, si se detecta que uno de los cuatro signos está fuera de sus parámetros normales, la vida del paciente puede llegar a correr un gran peligro.
Es decir, hay señales que si sobrepasan ciertos umbrales podrían acarrear la muerte inminente como, por ejemplo, una respiración inexistente o un pulso exageradamente alto, igual que hay órganos como el cerebro y el corazón sin los cuales no podríamos sobrevivir.
Sin el motor de nuestro cuerpo, que es el músculo, o con una degradación continua de este, también nos encontraremos a medio y largo plazo con patologías como la osteoporosis o una función pulmonar deficiente. De hecho, cuando se llega a tener señales vitales deficientes, una de las grandes causas en muchos de los casos es la pérdida de masa y función muscular. Y eso es un gran predictor de morbilidad y mortalidad.
Aunque la mayoría de los estudios hasta la fecha solo han cuantificado la masa muscular, hay que destacar que la “calidad” del músculo también es un factor determinante de los resultados, es decir, cómo de bien funciona ese tejido a nivel motor y metabólico. Por ese motivo, se considera importante tener en cuenta la calidad muscular junto con la sarcopenia como pronóstico de la capacidad funcional.
Por lo tanto, entre la comunidad médica se empieza a considerar fundamental el desarrollo de herramientas de detección de salud eficaces para identificar a las personas con riesgo de perder músculo, entendiendo que una buena funcionalidad empieza por un buen motor (óptima cantidad de masa muscular) en las mejores condiciones (buena calidad muscular).
Parece obvio que se debería añadir el músculo como quinto signo vital, tal y como sugiere la ciencia cada vez con más fuerza.
Fuente: Libro “Entrenamiento funcional y Aprendizaje Motor. De la lógica aparente a los fundamentos”.
Estos cuatro parámetros se miden como parte de un chequeo médico o durante una visita de emergencia médica porque, si se detecta que uno de los cuatro signos está fuera de sus parámetros normales, la vida del paciente puede llegar a correr un gran peligro.
Es decir, hay señales que si sobrepasan ciertos umbrales podrían acarrear la muerte inminente como, por ejemplo, una respiración inexistente o un pulso exageradamente alto, igual que hay órganos como el cerebro y el corazón sin los cuales no podríamos sobrevivir.
Un predictor de morbilidad y mortalidad
Sin el motor de nuestro cuerpo, que es el músculo, o con una degradación continua de este, también nos encontraremos a medio y largo plazo con patologías como la osteoporosis o una función pulmonar deficiente. De hecho, cuando se llega a tener señales vitales deficientes, una de las grandes causas en muchos de los casos es la pérdida de masa y función muscular. Y eso es un gran predictor de morbilidad y mortalidad.Aunque la mayoría de los estudios hasta la fecha solo han cuantificado la masa muscular, hay que destacar que la “calidad” del músculo también es un factor determinante de los resultados, es decir, cómo de bien funciona ese tejido a nivel motor y metabólico. Por ese motivo, se considera importante tener en cuenta la calidad muscular junto con la sarcopenia como pronóstico de la capacidad funcional.
Por lo tanto, entre la comunidad médica se empieza a considerar fundamental el desarrollo de herramientas de detección de salud eficaces para identificar a las personas con riesgo de perder músculo, entendiendo que una buena funcionalidad empieza por un buen motor (óptima cantidad de masa muscular) en las mejores condiciones (buena calidad muscular).
Parece obvio que se debería añadir el músculo como quinto signo vital, tal y como sugiere la ciencia cada vez con más fuerza.
Fuente: Libro “Entrenamiento funcional y Aprendizaje Motor. De la lógica aparente a los fundamentos”.