Cómo ser una vaca púrpura a nivel profesional

Cómo ser una vaca púrpura a nivel profesional

11 Marzo 2022

Seguro que uno de tus objetivos es la diferenciación profesional. Y si no lo es, creemos sinceramente que debería serlo. No por el hecho de ser distinto per se, sino porque tu valor sea tan alto que resaltes entre la multitud.
 
Lo diferente, original y único, difícilmente pasa desapercibido. Una vaca púrpura jamás lo sería y Seth Godin así lo explica en su libro “La vaca púrpura”. Un planteamiento desde el marketing y las ventas, imprescindible y que tienes que tener en cuenta para tener éxito, por supuesto.

Nosotros, en cambio, lo abordaremos desde la parte más técnica. Sí, esa parte sólida y extraordinaria que tiene que tener un producto o servicio (llámese entrenamiento personal u hostelería) antes de buscar las mejores estrategias para llegar (venderle) al máximo número de personas posible.

Ya tenemos claro que aportar algo distinto al resto de la competencia nos diferencia y nuestro valor como profesionales crece. Por ejemplo, ser especialista en ejercicio físico para personas con patologías de rodilla, de columna o limitaciones de movilidad y dolor en la cintura escapular. Pero para destacar en un campo tan específico, sin duda es necesario el suficiente conocimiento y dedicación para llegar a una especialización.
 
También puede ser que, simplemente, quieras ser muy bueno en mejorar la fuerza y la condición física del adulto medio/mayor de la forma más eficiente posible. Aunque el camino será el mismo: más formación, más conocimiento y muchísimas horas de práctica aplicando lo aprendido y puliendo el conocimiento teórico "en el barro", no detrás de la pantalla.
 
El problema surge cuando vamos en busca de esa diferenciación sin claridad. Por lo general, intentamos llevar a cabo muchas formaciones, cursos, leer libros, estudios, etc. Estamos conectados a distintas redes sociales (twitter, Instagram, etc.) siguiendo a varios expertos y consumiendo información de distintos temas a la vez. Sentimos un afán constante por querer ser más y hacer más, creyendo que cuanto más hacemos, mejores somos o más valor adquirimos respecto a los demás (diferenciación). Pero vamos a explicarte qué conlleva eso porque, probablemente, estés consiguiendo justo lo contrario.
 

¿Ser súper productivo con poca capacidad de atención?

 Según algunos estudios, hace ya varios años que nuestra capacidad de atención se redujo a cinco segundos. ¡Solo cinco segundos! Ahora ya vamos por tan solo tres segundos. Eso significa que aguantamos con los cinco sentidos puestos al cien por cien, únicamente, el saludo inicial con una persona, la primera frase de un texto o las primeras palabras de la contestación a una de nuestras preguntas.
 
Es la era de la impaciencia, la imposición del cortoplacismo y la inmediatez. Cuando algo consume más de cinco segundos de nuestro tiempo, nuestra concentración se reduce drásticamente, la motivación también desaparece y cambiamos de objetivo rápidamente, a no ser que ese estímulo (video, email, post, programa de formación, libro, etc.) haya captado nuestra atención de forma suficientemente potente como para tener motivos a la hora de dedicarle más tiempo.
 
Incluso, ya se nos ofrece la opción de acelerar los mensajes en formato audio en algunas aplicaciones como Whatsapp para que esos “audios eternos de 2 minutos” pasen más rápido y podamos ir a la siguiente tarea lo antes posible.

Un estudio publicado por The Guardian en el artículo “Stolen Focus: Why You Can't Pay Attention” de Johann Hari reveló que, por cada segundo que tarda una página en cargarse, se pierde un once por ciento de los usuarios que intentan ver esa web. Es decir, pocas personas aguantamos ahora más de cinco segundos mirando una página que no se carga.

¿Por qué esta impaciencia y poca capacidad de atención? Se debe a varios motivos, explicados desde la neurociencia, pero vamos a destacar dos: la sobreestimulación continua a la que estamos sometidos y la necesidad autoimpuesta de ser más productivos.

Tenemos que tener claro que la productividad no significa hacer muchas cosas y, por lo tanto, cuantas más hagamos, mas productivos seremos. El ideal de productividad se consigue cuando somos capaces de hacer algo mejor (más rápido no siempre es mejor) con menos recursos (tiempo, material, esfuerzo, dinero, etc.). Y para conseguir hacer algo mejor, debemos poner el máximo foco de atención posible en lo que estamos haciendo, evitando distracciones, ya que no somos seres con capacidad de hacer multitarea. Podemos hacer muchas cosas, pero no todas a la vez y bien.

El profesor Earl Miller, neurocientífico del Instituto Tecnológico de Massachusetts, entre otros muchos expertos, afirma que "nuestro cerebro solo puede producir uno o dos pensamientos a la vez. Tenemos una capacidad cognitiva muy limitada”. Cada vez que nos despistamos o cambiamos de actividad, necesitamos alrededor de 20 minutos para concentrarnos de nuevo. Es decir, cada vez que estás estudiando y lees un mensaje de tu amigo/a, revisas rápidamente las redes sociales o contestas un email, rompes tu capacidad productiva porque lo que estás haciendo lo haces menos focalizado, menos eficientemente. Por lo tanto, cuando quieres ser más productivo, estás consiguiendo justo lo contrario. Así que olvídate de hacer cuantas más cosas mejor, intenta hacer algo lo más concentrado posible y tu productividad mejorará.
 
Está claro que no es sencillo, porque estamos rodeados de distracciones. Es cierto que no podemos ir en contra del mundo y apartarnos de todos esos estímulos a los cuales estamos expuestos (redes sociales, emails, plataformas de video, aplicaciones de mensajes, luces, pantallas, sonidos, etc). Lo que sí que podemos hacer es buscar estrategias para concentrarnos y focalizarnos en una sola tarea y así aumentar la calidad del resultado final.
 
También debemos entender que conseguir algo significativo, como puede ser tener un alto grado de conocimiento en un área, requiere de tiempo, esfuerzo y constancia. Es difícil autoimponerse calma porque el ser humano, en cierto modo, tiene marcado en su ADN avanzar constantemente de forma impulsiva.
 
Hoy en día, por poner un ejemplo, este aspecto lo vemos reflejado en el ansia de muchos profesionales de conseguir el certificado de alguna formación que está realizando. Obtener ese documento certifica (al menos para esa persona) que ha acabado, que ha completado otra tarea, que está siendo productivo, que está avanzando. Pero nada más lejos de la realidad si no se ha conseguido interiorizar e integrar todo el conocimiento. Tomar apuntes, asistir a clase, ver muchos videos y leer mucho no significa aprender necesariamente. Nuestra opinión es que tenemos que ser más exigentes para certificar que se ha adquirido un conocimiento de forma satisfactoria.
 
Así que, a partir de ahora, cuando te formes para tener más valor como profesional, para poder hacer mejor tu trabajo, para obtener reconocimiento a todos los niveles, para sentirte más realizado y, en definitiva, para ser más feliz, ten en cuenta estos aspectos. Da igual que lo hagas en formato video, texto o audio. Para llegar a ser esa vaca púrpura, a cada actividad que realizas le debes dar una gran exclusividad.

Comparte: